Aspiramos a un equilibrio, en todo sentido: emocional, mental… traducido en fuerza vital.
El desafío actual de la humanidad está en la calidad de sus relaciones y también en la riqueza del intercambio. Ese intercambio es también un pulsar, sístole y diástole, inspiración y expiración, recibir para dar, dar y recibir.
Nos encontramos en permanente intercambio. Haciéndonos conscientes, ejerciendo la presencia aquí y ahora, podemos notar cómo está siendo ese intercambio en nuestras vidas en los diferentes ámbitos: personal, profesional, etc.
El equilibrio se puede apreciar en el movimiento completo, es decir, se produce en el dar y recibir, no solo en el dar; en inhalar y exhalar, no solo en inhalar o en exhalar, es decir necesitamos vivir y pulsar en polaridades para evolucionar. Nos equilibramos gracias al desequilibrio.
Crecemos gracias al intercambio, solo una persona en su estado adulto se atreve. Un adulto que aún vive las heridas de su niñez no podrá, porque esperará algo del entorno, le exigirá de manera constante.
Crecer implica reconocer que tengo recursos y capacidades. Implica un asentimiento al aprendizaje y a la evolución constantes.
Natalia Liz Sleiman
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